Una opa, muchas señales
Más allá de la compra, la operación entre BBVA y Sabadell anticipa qué futuro financiero quiere Europa construir
Europa lleva tiempo defendiendo la necesidad de crear campeones empresariales. Ha promovido marcos más flexibles para facilitar fusiones transfronterizas, discutido barreras a la consolidación y apostado por ganar escala frente a rivales globales. Pero cuando esa ambición se concreta, las tensiones emergen. La OPA lanzada por BBVA sobre Sabadell es, hasta la fecha, el test más claro de hasta qué punto Europa está preparada para ver crecer a sus propias compañías.
BBVA obtuvo luz verde de todos los reguladores sectoriales, pero el Gobierno condicionó la operación a que Sabadell mantenga su personalidad jurídica independiente al menos durante tres años, con posibilidad de extender ese plazo a cinco. Durante ese tiempo, BBVA no podrá integrar estructuras ni consolidar sinergias operativas. Además, se prohíbe expresamente cualquier ajuste de plantilla ligado a la adquisición.
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